lunes, 19 de diciembre de 2016

El niño que llora y la madre que lo pellizca.

Bolívar hizo historia después de 186 años, resulta que la capital del estado sur oriental ha sido protagonista de la evidencia mas cruel que hemos vivido en Venezuela en los últimos 5 años. Si bien como licenciada que soy, debo admitir que me hierve la sangre cada vez que un "comerciante" le coloca precio de importación a TODOS los productos y que encima con su cara bien lavada me saben decir "Gracias a Maduro", créanme lectores que no comparto esa "idiosincrasia" generalmente OPOSITORA. Ahora bien, partiendo del principio de la tolerancia, el deber ser, las normas y leyes de una sociedad no me queda más que apersonarme al ente encargado de la jurisprudencia que amerita el caso, genero mi denuncia, esperando pues que se haga justicia: veo entonces a los "funcionarios" de la ley hablando con los dueños del comercial y pasando por debajo de la mesa mi denuncia, reitero prefiero la paz antes de la guerra, pero es imposible contener la calma ante TANTA injusticia...
Los hechos vandalicos desarrollados este fin de semana y tomando en cuenta que el sábado 17 se conmemoraron 233 años del nacimiento de nuestro libertador, el carajo que se dio a la tarea de cortar las cadenas que nos esclavizaban de los españoles, hoy tantos años después nos atan las cadenas de la ignorancia, de la intolerancia y mas aun, con pena escribo, de la violencia.
No es necesario destruir media ciudad...
Como balanza debemos colocar ambos escenarios: El comerciante quien usa y abusa de los precios con la idea del dolar paralelo cambiante y excusándose ademas de tener un gobierno ineficaz, y el del pueblo o consumidor cansado de que el dinero sea solo para adquirir los productos de primera necesidad y que ademas se están volviendo un lujo...

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